viernes, 27 de julio de 2007

Mi mascota se fue al cielo


La muerte de una mascota puede ser una tragedia para la familia ya que generalmente se trata de un miembro más muy querido, de una compañía incondicional.

Puede sobrevenir una depresión porque entre el amo y su mascota se establece una relación de amistad, camaradería, confianza y hasta de confidencialidad.
Es importante que el adulto viva su dolor y su tristeza a pesar de las críticas que pueda recibir de personas que no son capaces de entenderlo; por ello, para compartirlo, debe hacerlo con quienes aman a los animales y hayan pasado por una situación similar.

Traer de inmediato una nueva mascota al hogar es una idea que trae polémica; pero sin duda, las diferencias individuales entre un amo y otro son las que impulsan la decisión.

Explicándole a los niños
Cuando se pierde una mascota y la familia no sabe cuál ha sido su destino y qué tratos está recibiendo se acentúa el pesar; por eso es mejor pensar que alguien la encontró y la está tratando bien.

Cuando se trata de la muerte de la mascota, al confrontar a los niños con este hecho, explíqueles qué fue realmente lo que sucedió sin recurrir a mentiras acerca de que fue regalado o se fue de viaje, porque esto aumenta la confusión. Conocer la verdad los ayudará a sobrellevar pérdidas futuras.

Es aconsejable que los niños vivan la enfermedad y posterior muerte y entierro de la mascota porque los ayuda a conceptualizar la muerte como algo que termina, que es irreversible. Es bueno reiterarles la idea de que la muerte es mejor que el sufrimiento.

Cuando hay niños en el hogar, es bueno traer una nueva mascota para aminorar el duelo de la familia.

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