Hoy domingo 9 de enero de 2022, se cumple una semana de tu ausencia… ¡qué paradoja!: el amor que te profesábamos nos hizo prescindir de ti. Enfermaste de repente y no pudimos soportar la idea de verte arrastrándote por el piso, tú quien fuiste el rey de nuestro hogar durante casi 15 años. No pudimos imaginar sufrir por verte sufrir.
Mis ojos te buscan disimuladamente por todos los rincones de nuestro hogar y se vacían en lágrimas al no verte en cada mueble escogido por ti para hacernos compañía: las sillas del pantry mientras yo cocinaba, los sofás de la sala para ver la TV, la cama de Elisa y la silla de mi escritorio cuando querías estar solo y nuestra cama donde dormíamos los tres juntos por las noches.
Estos 7 días transcurridos hemos extrañado mucho tus voces expresando tu necesidades: tengo hambre, cambia el agua que debo beber, limpia mi caja sanitaria, apaga el timer que molesta mis oídos… sin dejar de sospechar que con aquella “nueva voz” desde hace más de 1 año nos indicabas que alguna dolencia tenías y que interpretamos como propia de tu edad.
Se que estás en El Cielo de los Gatos y que desde allí seguirás observándonos sin perder detalle de nuestros movimientos que tanto conocías. Seguiremos recordándote, seguiremos amándote por siempre.
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