Cuando el matemático británico Charles Babbage concibió la idea de la computadora en el siglo XIX, no era consciente de que estaba sentando las bases para la creación de un sofisticado sistema global de captura y distribución de fotos de gatos. En efecto, si algo puede competir en internet con la prevalencia del porno, es la moda de los felinos.
Auge del Fenómeno gatuno
Buena parte de los internautas padece lo que podríamos llamar ailurofilia digital, un amor desmedido por los vídeos, memes, fotos y motivos gatunos. Sin ir más lejos, este verano se organizó en Minneapolis el primer festival de vídeos sobre mininos en internet. Pero lo cierto es que esta fiebre no viene de ahora. Y es que, a pesar de los falsos conspiranoicos que bromean con la idea de que internet se inventó para que los gatos terminaran su proyecto de dominación humana, su “embrujo” comenzó hace milenios. En Chipre se encontraron los restos de un ejemplar en una tumba de 9.500 años de antigüedad. Aunque hay quien piensa que los humanos domesticamos a los perros, pero que los mininos decidieron libremente dejarse amaestrar.
Desde entonces, sus relaciones con nosotros han pasado por múltiples etapas de amor y odio. Empezando por el cuidadoso embalsamamiento que a su muerte preparaban los egipcios, que los emparentaban con los dioses, y pasando por el episodio de la condena del papa Inocencio VIII en tiempos de la Inquisición Española. Probablemente a causa de la capa refractante que ilumina sus ojos por la noche, este santo padre los consideraba criaturas demoníacas.
Irónicamente, aquella condena que hizo que miles de gatos entregaran simultáneamente sus siete vidas en la hoguera provocó un notable aumento en la población de ratas, y con ello la expansión de los estragos de la peste bubónica.
Pero volvamos a nuestros días. Pese a que en algunos países asiáticos se comen cada año 4 millones de estos animales, Japón parece el epicentro de este movimiento de “fiebre pro-gatuna” que encuentra su máxima expresión en YouTube.
La red de búsquedas de Google creó automáticamente el concepto “gato”.
No resulta sencillo cuantificar el número de vídeos sobre gatos subidos a internet, pero recientemente el laboratorio de Google “X Lab” ha hecho públicas unas cifras relacionadas con un proyecto de red neuronal propio formado por 16.000 procesadores de computadora. Intentando estudiar las preferencias de los internautas, los técnicos de Google mostraron una cadena formada por 10 millones de imágenes extraídas de vídeos de YouTube a su red neuronal. El resultado fue asombroso: lo primero que hizo la red fue inventar el concepto “gato”, y todo ello sin que previamente se le introdujese información sobre característica alguna común a los felinos.
¿Pero por qué ellos y no otro animal? Tal y como publicó Time en un artículo: “Tiene algo que ver con el hecho de encontrar en una situación humillante a un animal orgulloso”. Y eso que para los numerosos amantes de este felino (hay 500 millones de gatos domesticados en los hogares de todo el mundo), es el único animal que retiene su dignidad en cualquier circunstancia.
Pero si no es eso, ¿entonces qué? Surfeando la web se encuentran muchas posibilidades, ninguna de las cuales parece la definitiva. ¿Sabías que estas criaturas se frotan con nosotros no solo por afecto, sino porque de paso nos “marcan” con sus glándulas como parte de su territorio? Es probablemente esta distancia y frialdad las que les convierten en el objeto favorito de nuestras burlas. Su éxito en internet podría ser una forma de venganza, porque en el fondo se la tenemos jurada por el modo en que nos ignoran.
Luego están los que creen que no es necesario tanto análisis. Internet ama a los gatos porque son monos, y punto. Aunque eso deja sin explicación el enorme éxito de estos animales en países como Japón, donde hasta existen los cafés-gato, locales en los que por “solo” 12 dólares te puedes tomar una consumición en un local plagado de mininos.
Otras teorías indican que las parejas retrasan cada vez más el momento de ser padres. El tiempo libre frente al ordenador, mientras comparten sofá y tele con su mascota, suple el afecto que iría destinado a los niños. De ser así, subir a YouTube un vídeo de tu gatito acurrucado en una cesta de mimbre sería el equivalente moderno a sacar las fotos de la primera comunión de la niña.
Criaturas muy fotogénicas
Los amantes de las conspiraciones creen que internet es un medio controlado en la sombra por una nueva clase de illuminati: los creadores de código. Estos solitarios geeks envidian la independencia propia de estos animales, y por eso son los creadores de este mundo de gatos “en-red-dados”. Demasiado delirante, ¿verdad?
Lo que es innegable es que resulta fácil identificarse con esta especie. Les gusta la aventura y expresan sus emociones mucho mejor que otras mascotas. Es ese gran abanico de expresiones el que los hace fácilmente fotografiables. Los amamos porque son enigmáticos, estrafalarios, curiosos, distantes, arrogantes, haraganes e incluso cuentan con esa pizca de peligro imprevisible que los hace tan similares a nosotros. Quizá sea este el secreto de su éxito. Los humanos hemos perdido esa capacidad para estar cómodos haciendo lo que nos plazca. Nuestras complejas normas sociales nos han hecho predecibles. Internet solo ha logrado cuantificar la afición que el ser humano parece sentir desde hace siglos por estas criaturas. Como alguien dijo en Twitter: “En 4.000 años, hemos cambiado en que en vez de construir pirámides, a los gatos les hacemos instagrams”.
Fuente: www.quo.es
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